Wednesday, October 24, 2012

Colombia es Más Que Coca, Marijuana, y Café

No hace falta el chiste colombiano en cada reunión o fiesta, especialmente después de algunos tragos.¿Si saben el chiste colombiano? ¿No? Pues el mismo de siempre. El calificativo colombiano de traqueto, mulero, o consumidor. El chiste de la cocaína. El chiste no hizo falta en la fiesta patrocinada por los del segundo año en Bush School. Aparentemente la camisa que llevaba puesta era irreconocible por el coloquio americano e inspiraba curiosidad y pues informe que compre la camisa en Colombia.Y eh ahí la situación cuando el tipo me pregunta que llevaba en los bolcillos de la camisa al mismo tiempo que se tocaba la nariz. Entendí de inmediato. Ya estoy aclimatado al chistecito, pero si me gustaría que la gente supiera algo mas allá del estereotipo.

Como todo país, Colombia tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Y si, debo admitir que a pulso nos hemos ganado la reputación que tenemos como producto de la guerra fallada contra las drogas. Mas sin embargo, una mercancía que tenemos en cantidades es la felicidad.Richard Layard en su libro “Happiness: Lessons from a New Science,” describe hermosamente la relación entre felicidad y el nivel de ingresos nacionales por cabeza en el mundo. En la grafica podemos apreciar como los países se distribuyen dentro de estas dos variables. En un lado se tiene a los países con alto nivel de ingresos aglomerados en la esquina que describe lo que muchos predicen - con alto ingreso, hay alta felicidad. Por otra parte, en el lado derecho de la grafica se encuentran los países con bajo ingreso. La grafica muestra entonces allí mucha variación en la distribución de la información. Hay países en todo el espectro de la felicidad con respecto a nivel de ingresos.


Donde se encuentra Colombia en la grafica? Para sorpresa de muchos y contrario a lógica popular, Colombia se encuentra casi al extremo izquierdo de la grafica, ese extremo que dice: “No tengo ni pa’ pagar un café pero aunque sea estoy feliz con cojones.” En comparación con países miembros del club de desarrollados, Colombia se encuentra a la par con Australia, Inglaterra, y Bélgica en el índice de felicidad, y por encima de Francia, Alemania, Italia, y Japón! La pregunta que se presenta entonces es, ¿por qué Colombia muestra esta tendencia tan contradictoria al sentido común? ¿No debería Colombia presentar índices de tristeza más fuertes debido a que su economía casi que no rasca los 8,000 dólares al año por persona?


Richard Layard es explicito en la definición de felicidad y como esta cambia a través de sociedades. El libro “Economic Development” escrito por Michael Todaro y Stephen Smith dice que: “Richard Layard identifica siete factores que afectan la felicidad nacional promedio: relaciones familiares, situación financiera, trabajo, comunidad y amigos, salud, libertad personal, y valores personales.” Usando esta definición entonces podemos llegar al fondo del asunto y responder las incógnitas formuladas arriba.

Primero descartemos las variables que Colombia no tiene. Rápidamente podemos sacar de la lista situación financiera dado el bajo nivel de ingresos. Trabajo podemos descartarlo también, con una tasa de desempleo del 10.8%, trabajos de baja calidad en varios sectores laborales, y 37.2% de la población bajo el nivel de la pobreza. Finalmente quedamos con los otros cinco factores de la definición, que para ubicar a Colombia allá arriba con el club de desarrollados, tienen entonces que tirar bien duro hacia arriba ese promedio.

El primer factor, y probablemente el más influyente, es el de relaciones familiares. Como dicen por ahí: “Colombia es Pasión” y esa pasión se da gracias a los inmensos lazos familiares en la sociedad colombiana. Un ejemplo es el de la familia de 5, donde los hijos ya graduados de la universidad, entran a la vida laboral. Comparativamente los jóvenes en países industrializados dejan el nido familiar a temprana edad. En Colombia no. Hijos se quedan no solamente porque les gustan las arepas de la mami sino porque aportan a la economía familiar. Aportan económicamente y hacen una “vaca” para encargarse que las cuentas se paguen al final de cada mes.

El segundo factor es el de amigos y comunidad. Este concepto se entiende mejor cuando se introduce los variables “distancia” y “salario mínimo.” Cuando amigos viven cerca debido a la estructura europea de los barrios donde las casas son una tras otra, las distancias se acortan. Entonces, es fácil desplazarse de un lugar a otro. Eso facilita visitar a amigos y familiares y por consiguiente solidifica el núcleo social. Otra cosa que influye en distancia es la carencia de movilidad laborar. Mucha gente vive y trabaja en la ciudad natal porque es difícil desplazarse a donde hay más empleo. Las amistades entonces se mantienen. El mismo concepto se aplica en América en comunidades pequeñas como por ejemplo en Bush School. Día tras día, los estudiantes son los mismos y la gente vive cerca de la universidad. Eso crea una comunidad solida e impermeable. Las amistades se fortalecen al máximo. Eso, como resultado, nos hace más felices.

El último concepto es el de valores interpersonales. La sociedad colombiana tiene fuertes bases en valores familiares e individuales. Este concepto se extiende igual a amistades cercanas. Debo admitir que los colombianos deben mejorar el trato interpersonal e aplicar sus valores familiares a gente que se extiende más allá de su círculo social. La “malicia indígena,” se traduce a valores más de supervivencia, “es mejor que le pase a usted lo malo, a que me pase a mí” se encuentra incrustado dentro de la idiosincrasia de un pueblo herido pero orgulloso de sus origines pre-colombinos. Pero, como la familia y los círculos sociales en Colombia son tan inmensos, esto pasa solo en el aspecto macro-social.

Esto nos conlleva irremediablemente a la siguiente conclusión. Subir el salario nacional de un país no es la condición irrefutable para incrementar el bienestar de una nación. Factores más imponentes que conllevan a convivencia y cooperación entre individuos imponen supremacía en cuestiones de desarrollo humano. Salario es, un derivado de la felicidad y no lo contrario. Por tanto, Colombia tiene que concentrarse en mejorar su imagen en el exterior, tarea que no es para nada fácil. Es difícil cambiar un estereotipo que se ha marcado a través de los años, pero cada uno puede actuar como buen patrocinador. Colombia no es solo coca, marihuana, y café y es más calidad y calor humano, extensa bio-diversidad, y futbol. Colombia es más paz y menos guerra. Colombia es más felicidad y menos tristeza.

Diego Pinzon

1 comment:

  1. Bien hecho amigo.
    Mi primer comentario es que estoy sorprendida ver los EEUU tan feliz! (Tanto quejamos últimamente no parece que encontramos la felicidad!)
    Segundo, una contra a tu "primer factor": con amigos de varios países latinoamericanos, he encontrado que muchos jóvenes están pesados con la responsabilidad de ayudar a su familia económicamente. Que es que te dice que la ayuda de los ninos, quienes están intentando de empezar a sus propias vidas, da tranquilidad a la familia completa? Por que no es mejor estar seguro que tus ninos de la edad universitaria no tienen que ayudar? No disminuiría el estrés total de la familia? Parece que en este aspecto, si importa el salario....

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